Características del comportamiento pasivo-agresivo
El comportamiento pasivo-agresivo es considerado un rasgo que acompaña a las psicopatologías de la personalidad límite, egoísta y antisocial.
Esta conducta se interpreta como un fenómeno que al ser expresada ocasiona daños en los demás tanto físicos como emocionales, con gestos, acciones o palabras.
El comportamiento pasivo-agresivo tiene como objetivo producir expresión confusa de las emociones. Únicamente se podría considerar patológico al consolidarse como una dinámica social común en las relaciones interpersonales.
En este post te mostramos 10 características del comportamiento pasivo-agresivo. Si un individuo presenta alguna de las características a mencionar no significa que este padezca dicho comportamiento, puede solo ser un patrón de combinación.
Resistencia pasiva y aclaración
Es habitual que la cualidad pasivo-agresiva se comporte como resistencia pasiva. En este aparente la persona expondría un total acuerdo con todo aquello que se le sugiere, y hasta aceptaría peticiones de ayuda, aunque posteriormente actuará como si se opusiera ellas.
Al aceptar una responsabilidad puede proceder de manera torpe, de tal manera mostraría indirectamente su desacuerdo con la solicitud que al principio se le hizo.
Esta aclaración tiene un carácter proyectado, y es buscar arrastrar al otro a un terreno en el que reine la ausencia absoluta de control, sin mostrar sus verdaderas intenciones. Por lo que las quejas de tal situación quedan sujetas a un argumento invalido, el sujeto pasivo-agresivo apela al con excusas tales como: «lo intenté con todas mis energías, pero no pudo ser».
Sentimiento de indiferencia y falta de valoración
Toda aquella persona que con frecuencia se muestra ante el comportamiento pasivo-agresivo suele aseverar con chantajes emocionales que se siente incomprendida y así obtener el socorro que busca.
Es frecuente en este tipo de personas acusar a los demás de falta de cariño y atención, dicha actitud solo pretende manipular la devoción de su interlocutor y hacerlo sentir culpable de cosas en las que no tiene responsabilidad.
Antipatía
La antipatía es una de las principales características de las personas pasivo-agresivas. Comúnmente se aprovechan de una crítica con el objetivo de generar un momento incomodo y ocasionar un “giro de acontecimientos” que les beneficie. Con esto buscan que los demás reconozcan haberse excedido al transmitirles su descontento.
Desdén hacia la autoridad
Las personas pasivo-agresivas difícilmente aceptan la autoridad en las demás personas. Esta situación se agrava durante el periodo de adolescencia, una etapa con menuda respuesta de oposición ante los rangos y el poder, en este caso se mantiene con intensidad aún al llegar a la adultez.
Es habitual en estas personas el irrespecto a las reglas que rige la vida común.
Envidia
Otro talante común en las personas que padecen conducta pasivo-agresiva es la envidia, la emoción negativa ante los logros ajenos. Mencionadas personas llegan a minimizar la relevancia del merito de alguien más subrayando con fracasos previos los trances que el futuro pueden diluirse.
También alegan que el éxito de los demás es una contribución del azar, la suerte o la mínima exigencia de la actividad.
Quejas sobre la mala suerte
Actitud caracterizada por la autocondescencia y la voluntad de que otros se compadezcan de ellas, proclamando toda desgracia que les ha tocado vivir.
Intentan hacerle creer a los demás que sus fracasos han sido causados por agentes externos, como el destino y sus hazañas, además acusan a terceros de haber boicoteado sus esfuerzos por lograr lo que se les resistió. Y así, no reconocer sus errores.
Vaivén entre la actitud desafiante y el arrepentimiento
Frecuentemente las personas que padecen esta aptitud buscan incitar a quienes tienen cerca de ellos en guerras inútiles, con amenazas nocivas de filtrar secretos. Con el pasar del tiempo se convierte en el tipo de persona a la que “no se le puede confiar nada”.
Cuando se le piden explicaciones, reaccionan negando lo ocurrido y generando versiones alternativas que incluyen la mentira. Finalmente, cuando ya no tienen escapatoria, optan por rogar el perdón y por promover sentimientos de lástima.
Autosabotaje del compromiso que no le apetece hacer
Las personas pasivo-agresivas, aplican el sabotaje a todas las actividades que responden a una demanda externa, esto cuando se les exige realizar alguna actividad que no le parece.
El olvido, la lentitud, y la colaboración deficiente son algunas de las respuestas ante lo pedido.
En ocasiones las personas pretenden generar un perjuicio que les libere de todas las responsabilidades para el futuro, dado que se dejaría de confiar en él y podría dedicar su tiempo a las actividades que le interesan.
Protestas de que las demás personas hacen demandas excesivas y tendencia a la sobreargumentación
Estas personas son capaces de todo con el fin de no responder ante ninguna responsabilidad, se excusan con las quejas de estrés ante las exigencias de muchas tareas.
Cuando no tienen motivos razonables, se inventan cualquier argumento que aunque no lo sea, lo hacen pasar por valido.
Impedimento de los esfuerzos ajenos
Con esta característica culminamos. Estas, son el tipo de personas que además de no hacer nada por ellos mismos, se niegan e impiden la realización de metas ajenas.
Con ataques sutiles o palabras de desanimo buscan sembrar en el adversario inseguridades, esto mediante exigencias de tareas no correspondientes o bloqueo de tiempo que perjudique su dedicación. Generando un perjuicio disimulado y hasta estimular una situación desgraciada en quien es el objeto de su agresión latente.
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