El Día de Reyes, una festividad con tradición hispana y de las más antiguas del mundo occidental - Standard Digital News | Noticias de Maracaibo Venezuela y el Mundo

El Día de Reyes, una festividad con tradición hispana y de las más antiguas del mundo occidental

Este 6 de enero se celebra el Día de Reyes, una fecha en la que, además de poner punto final a las fiestas navideñas, también se conmemora la adoración del Niño Jesús por parte de los reyes magos, según la Biblia.

En México, Venezuela o España esta festividad porque tradicionalmente se reciben regalos y es el dia de comer el delicioso Roscón de Reyes . Y es que esta festividad tiene un gran arraigo histórico y cultural que ha permanecido hasta nuestros tiempos

Es muy esperada por los niños, especialmente en países de habla hispana como México o España, ya que es cuando tradicionalmente se reciben los regalos de Navidad. Esta festividad tiene un gran arraigo histórico y cultural que ha permanecido hasta nuestros tiempos.

El historiador Francisco José Gómez, que ha publicado varios libros relacionados con la festividad de la Navidad y los Reyes Magos, explica que “junto a las fiestas de la Pascua, el día de Reyes es la fiesta más antigua del mundo occidental”.

¿Desde cuándo se celebra el Día de Reyes?
Hay constancia de la presencia de la figura de los reyes magos en el siglo II después de Cristo, “en algunos escritos de los Santos Padres que ya van contando algunas anécdotas”. Prácticamente hay muy pocas referencias a épocas anteriores porque, según recuerda el historiador, “los primeros cristianos no celebraban la Navidad porque estaban convencidos de que Cristo iba a venir”.

La celebración del día de reyes empezó en Oriente y luego se expandió a Roma, a la Galia y a otras zonas de influencia cristiana hasta convertirse en unas figuras “fundamentales para el cristianismo”.

“Los reyes magos son los gentiles que reciben la revelación de Cristo y lo reconocen como Mesías, por lo que la presencia de los magos es lo que hace que llegue a otras razas”, comenta Gómez, que escribió el libro Historia de la Navidad (Editorial Nowtilus, 2019) en el que precisamente dedica un apartado a investigar en profundidad el día de Reyes.

A pesar de que hay muy pocos datos sobre ellos en los Evangelios, “los reyes magos empiezan a tomar una importancia fundamental en el momento en el que el pueblo cristiano empieza a tener una inquietud enorme por su presencia”.

“Lo que el pueblo cristiano va añadiendo a los reyes magos es fundamental para entender quienes son ellos, cuál es su importancia, qué sentido tienen los regalos, las edades, los lugares de dónde proceden, el número, cómo van apareciendo”, comenta Gómez, haciendo referencia a que en algunos momentos de la historia se llegaron a contabilizar hasta 12 reyes magos, “imitando a las 12 tribus de Israel, que es la nueva humanidad que sigue a Cristo”.

Con todo, hay que recordar que las figuras de los reyes magos se identifican con todas las etapas de la vida, con la idea de que no importa la edad que uno tenga para identificar a Jesús como el Mesías.

“Melchor es anciano, Gaspar es adulto y Baltasar es joven, lo que significa que cualquier edad es buena para reconocer a Jesús como el Mesías”, expone Gómez, recogiendo los datos que se extraen de la Biblia.

El día que se prohibió el Día de Reyes y otras festividades navideñas

La festividad de los reyes magos ha perdurado especialmente entre las sociedades hispanas. Y todo tiene su explicación. Aunque, esta festividad también se celebraba en muchos países cristianos, en el siglo XVII, el entonces primer ministro británico Oliver Cromwell (1653-1658) ordenó eliminar todos los elementos relacionados con la Navidad, incluido el día de Reyes.

En ese entonces, estaba prohibido cantar villancicos o preparar un gran festín para conmemorar la llegada del Niño Jesús. Todo empezó a gestarse en 1945, según recogen algunos documentos históricos de la época, cuando un grupo declarado abiertamente antinavidad consideraba “inmoral” la celebración de cualquier festividad que no tuviera que ver con los servicios religiosos.

El Parlamento inglés, con Oliver Cromwell al frente, llegó incluso a declarar ilegal los actos asociados al Día del Jolgorio de los Paganos, que es así como se referían al 25 de diciembre, es decir, el día de Navidad o nacimiento del hijo de Dios

El escritor e investigador británico Desmond Morris asegura que en ese momento se prohibió incluso la fabricación de los “mince pies”, que un dulce tradicional de la Navidad en el Reino Unido.

“Además, se trató ese día como un día laborable y el Parlamento incluso celebró sesiones el mismo día de Navidad entre 1944 y 1956”, dice Morris al tiempo que Gómez sostiene que “ellos arrasaron con la Navidad, de manera que los países anglosajones son muy pobres a la hora de celebrar la Navidad” en términos de tradiciones.

A pesar de que luego se restableció la celebración de la Navidad, el historiador recuerda que en muchos países de influencia anglosajona únicamente se celebra el día de Navidad (“Christmas Day”) y no otros días, como el día de Nochebuena o el día de Reyes.

¿Por qué se celebra con mayor fervor en los países de habla hispana?

Ese contexto, según Francisco José Gómez, propició que las fiestas de Navidad y especialmente las festividades de los reyes magos se popularizaran aún más en territorios que habían sido colonizados por España, en detrimento de aquellos que estaban bajo control británico.

“España es el país que con mayor grandiosidad celebra las fiestas de Navidad y esto supone un gran aporte cultural a los territorios de habla hispana”, sobre todo en América Latina, sostiene el historiador, que también ha escrito El día de Reyes. Cuentos españoles de Navidad I y La Noche de Navidad. Cuentos españoles de Navidad II.

Además, hubo una época en la que los reyes magos se identificaban con algunos monarcas del momento. “Los reyes se identificaban plenamente con el rey Gaspar. De hecho, Carlos V va a aparecer representado como rey Gaspar en muchas imágenes de las iglesias, al igual que Fernando el Católico, etc.”, agrega al respecto.

Tampoco hay que pasar por alto que la primera obra de teatro que aparece en España es el Auto de los Reyes Magos, en el siglo XII. “Curiosamente, el teatro español aparece con una representación de los reyes magos en adoración al Niño Jesús. Y ahí ya se ve la trayectoria y la importancia que se le da”, cuenta Gómez.

¿Por qué Melchor, Gaspar y Baltasar?
Como se menciona anteriormente, los tres reyes magos reciben el nombre de Gaspar, Melchor y Baltasar, a pesar de que en la Biblia en ningún momento se identifican de esta forma.

“No sabemos si se llamaban Melchor, Gaspar y Baltasar porque en los Evangelios no aparecen como tal, pero esos nombres aparecen en el Evangelio apócrifo, que es el evangelio armenio de la infancia de Jesús”, comenta.

También se tiene la creencia de que esos nombres provienen del historiador Agnello, en el siglo IX, donde se refiere a ellos con esas identidades, tal y como se recoge en su obra Pontificalis Ecclesiae Ravennatis.

“Esos nombres triunfaron, vamos a decirlo así, porque en los primeros tiempos hay un proceso de unificación de todas las creencias y tradiciones. Y lo que parece que sí se aceptó rápidamente es que eran tres por una razón: si eran tres los presentes que se llevaban, oro, incienso y mirra, entonces tenían que ser tres reyes magos”, expone el historiador.

Además, en el Evangelio armenio de la infancia de Jesús, “que es un evangelio que no tiene credibilidad histórica, dice que cada uno era rey de tres países diferentes y que los tres eran hermanos y que procedían de Europa, Arabia y la India”.

“Es ahí donde aparecen esos nombres y de alguna manera esa historia corrió entre las comunidades cristianas y acabaron quedándose esos tres nombres”, comenta recalcando que “no necesariamente tenían que llamarse así”.

La Biblia explica que los reyes magos llevaron a oro, incienso y mirra, y esos elementos también tienen un significado. “Oro a Cristo porque es rey, incienso porque es Dios y la mirra porque va a morir joven, según la profecía de una muerte violenta, y hay que embalsamarlo. Y en los procesos de embalsamiento y conservación de los cadáveres se utiliza la mirra”, explica.

¿Por qué magos?
Por otro lado, el Evangelio de San Mateo se refiere a los reyes magos como “magoi”, el término en griego, que era el idioma del Nuevo Testamento.

“Mago es el astrónomo, el que piensa que el destino está en las estrellas, que adora a otros dioses y algunos teólogos dicen que hay una cierta intervención para hacerlo reyes, pero en realidad no eran reyes. Al darles, dignidad real, eso tapa el carácter de mago que significaría astrónomo”, expone.

Todo eso porque “la historia cree que los reyes magos no existieron y es una interpolación para hablar de los no cristianos que reconocen a Cristo como el Mesías, o bien que creen que realmente eran astrónomos babilónicos o persas. Y de ahí que se hable con el término de ‘magoi’”, agrega.

Por eso, el historiador insiste en que “desde siempre eran magos, no en el sentido de prestidigitador que nosotros conocemos, sino de astrónomo”, concluye.

La leyenda del “𝐄𝐋 𝐂𝐔𝐀𝐑𝐓𝐎 𝐑𝐄𝐘 𝐌𝐀𝐆𝐎”
Hay una leyenda que sin ser parte de la Revelación, nos enseña lo que Dios espera de nosotros.

Se cuenta que había un cuarto Rey Mago, que también vio brillar la estrella sobre Belén y decidió seguirla.

Como regalo pensaba ofrecerle al Niño un cofre lleno de perlas preciosas. Sin embargo, en su camino se fue encontrando con diversas personas que iban solicitando de su ayuda.

Este Rey Mago las atendía con alegría y diligencia, e iba dejándoles una perla a cada uno.

Pero eso fue retrasando su llegada y vaciando su cofre. Encontró muchos pobres, enfermos, encarcelados y miserables, y no podía dejarlos desatendidos.

Se quedaba con ellos el tiempo necesario para aliviarles sus penas y luego procedía su marcha, que nuevamente era interrumpida por otro desvalido.

Sucedió que cuando por fin llegó a Belén, ya no estaban los otros Magos y el Niño había huido con sus padres hacia Egipto, pues el Rey Herodes quería matarlo.

El Rey Mago siguió buscándolo, ya sin la estrella que antes lo guiaba.
Buscó y buscó y buscó y dicen que estuvo más de treinta años recorriendo la tierra, buscando al Niño y ayudando a los necesitados.

Hasta que un día llegó a Jerusalén justo en el momento que la multitud enfurecida pedía la muerte de un pobre hombre.

Mirándolo, reconoció en sus ojos algo familiar. Entre el dolor, la sangre y el sufrimiento, podía ver en sus ojos el brillo de aquella estrella.

Aquel miserable que estaba siendo ajusticiado era el Niño que por tanto tiempo había buscado.

La tristeza llenó su corazón, ya viejo y cansado por el tiempo. Aunque aún guardaba una perla en su bolsa, ya era demasiado tarde para ofrecérsela al Niño que ahora, convertido en hombre, colgaba de una Cruz.

Había fallado en su misión. Y sin tener a dónde más ir, se quedó en Jerusalén para esperar que llegara su muerte.

Apenas habían pasado tres días cuando una luz aún más brillante que mil estrellas llenó su habitación.

¡Era el Resucitado que venía a su encuentro! El Rey Mago, cayendo de rodillas ante Él, tomó la perla que le quedaba y extendió su mano mientras hacía una reverencia.

Jesús le tomó tiernamente y le dijo:
“Tú no fracasaste.
Al contrario, me encontraste durante toda tu vida.
Yo estaba desnudo, y me vestiste. Yo tuve hambre, y me diste de comer.
Tuve sed y me diste de beber.
Estuve preso, y me visitaste.
Pues yo estaba en todos los pobres que atendiste en tu camino.

¡Muchas gracias por tantos regalos de amor!
Ahora estarás conmigo para siempre, pues el Cielo es tu recompensa.”

La historia no requiere explicación, nosotros somos el cuarto Rey Mago y Jesús espera que le encontremos en cada persona necesitada que se cruce en nuestro camino.

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Marvelis Padrón