Feng Shui: Armoniza la energía de todos tus espacios
El Feng Shui es un antiguo sistema filosófico chino de origen taoísta basado en la ocupación consciente y armónica del espacio, con el fin de lograr de éste una influencia positiva sobre las personas que lo ocupan.
El feng shui (literalmente, viento y agua) estudia el flujo de la energía o Chi en el paisaje para determinar cómo influyen en las viviendas y en las personas que las habitan. A través de la práctica del feng shui generamos una energía armónica en todos los ambientes de la casa; para que nuestros espacios se conviertan en la tierra fértil en la cual nuestros afectos, nuestra salud y nuestros proyectos podrán germinar y desarrollarse plenamente.
Las tres claves del Feng Shui
Tu casa tiene tres puntos claves para el feng shui: la entrada, la cocina y los dormitorios. En estos tres ambientes se resuelve el 90% del feng shui del interior de tu casa. La entrada definirá la calidad de la energía que ingresa a tu casa. La configuración de la cocina influirá sobre la calidad de energía que reciben los alimentos y la prosperidad de la familia en general. El dormitorio es decisivo para tu recuperación, salud y vínculos afectivos.
Doctrina del Feng Shui
El feng shui se basa en la existencia de un aliento vital o chi, cuyo flujo se ve modificado por la forma y disposición del espacio, las orientaciones (puntos cardinales) y los cambios temporales. Algunas escuelas de feng shui ponen el énfasis en el estudio de las formas: las montañas, los ríos, la estructura de la vivienda o lugar de trabajo, la ubicación del baño, cocina, habitación y el resto de los espacios de la casa, etc. También se utiliza un sistema derivado del Cuadrado Mágico del I-Ching para calcular las «Estrellas Voladoras», representadas por el movimiento cíclico del tiempo en relación a los emplazamientos. En la actualidad, la tendencia es considerar conjuntamente la forma, la orientación y el cálculo de las Estrellas Voladoras, como se hacía en la antigüedad.
La forma de las montañas o el paisaje en general se describe sobre la base de los llamados «guardianes celestiales»: el Dragón, el Tigre, la Tortuga, el Fénix y la Serpiente. Estos nombres derivan de antiguas constelaciones que dividían el cielo en cinco sectores, como se representa en el Lö Hsu o Mapa del Río Lo (que apareció en el lomo de un Caballo mitológico con cabeza de Dragón) de ahí el adjetivo de «celestiales». Los cinco guardianes se disponen en forma de cruz; la Tortuga atrás, el Fénix delante, el Dragón a la izquierda, el Tigre a la derecha y la Serpiente en el Centro, que es el más importante porque representa a quien se dirije todo el estudio. Fuente (Wikipedia
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