
Itinerario de viajes: Las 14 capitales europeas que debes incluir en tus próximos viajes

TURISMO
Previsibles o no tan previsibles, pero absolutamente necesarias para conocer de verdad el continente.
Nos encanta descubrir reinos perdidos, destinos sin alma y las nuevas ciudades de moda de las que nadie ha oído hablar. Sin embargo, antes de llegar a esos lugares, es prácticamente obligatorio enfrentarse a las largas colas en los aeropuertos, comprar souvenirs comunes y visitar los monumentos que aparecen una y otra vez en revistas y películas. A veces, incluso nos perdemos en las calles estrechas y laberínticas, siguiendo el aroma de la comida local y escuchando las historias de los lugareños
Viajar no solo se trata de descubrir lo inusual y lo exótico, sino también de apreciar los lugares comunes y las maravillas históricas. Reconocer la Mona Lisa en el Louvre o caminar por las calles donde una vez floreció el Imperio Romano que nos conecta con la historia y la cultura de la humanidad. Además, saber cuál es la capital cultural del mundo nos permite sumergirnos en la diversidad y la creatividad que cada ciudad tiene para ofrecer.
Aquí hay, 13 destinos necesarios para tomarle el pulso al continente europeo en su próximo Itinerario de Viajes.
Varsovia (Polonia)
En general, el debate sobre qué se debe conservar en una urbe y qué no es complicado de resolver, en una ciudad destrozada casi al 90% como Varsovia es una cuestión prácticamente de supervivencia. Observar qué se ha reconstruido, cómo y por qué resulta fascinante, tanto como ver el hueco de lo que se perdió o lo que, aún hoy, sigue marcado por las balas disparadas en la Segunda Guerra Mundial, como el barrio de Praga (hoy en día, hot spot cool). Si a todo esto le sumamos las enormes obras soviéticas aún en pie en la ciudad, nos daremos cuenta de que Varsovia es un must para cualquier amante de la historia y la arquitectura.
Belgrado (Serbia)
No es posible entender la convulsa historia de la Europa del Este sin visitar Belgrado. Ha sido ciudad otomana, capital de la antigua Yugoslavia y sede de las tumultuosas manifestaciones que permitieron acabar con el gobierno del controvertido Milošević. Hoy, aún conserva las huellas de su extraordinario pasado, pero el hecho de que la apoden ‘el nuevo Berlín’ da pistas sobre cómo quiere escribir su futuro
Estocolmo (Suecia)
¿Quién va a Estocolmo de vacaciones? Afortunadamente, cada vez más gente, pero en verdad, los países nórdicos permanecen para muchos como un espacio prácticamente desconocido. No obstante, son uno de los mayores laboratorios de (buenas) ideas de Europa: de allí vienen algunas de las iniciativas sobre sostenibilidad, igualdad, bienestar y educación más valiosas que tenemos. En Estocolmo, además, está el Museo Vikingo, que explica los usos y costumbres de uno de los pueblos que más ha marcado la historia europea, así como el Museo Nórdico, que explican la forma de vida de nuestros vecinos del frío.
Estambul (Turquía)
Fue capital de dos imperios, el romano y el otomano. Ya solo por eso, este retazo asiático en las europeas orillas del Bósforo, auténtico cruce de caminos y culturas más allá del cliché, merece ser visitado. Hoy en día, su espíritu multicultural no solo se refleja en las mezquitas, iglesias y sinagogas que jalonan sus calles; también en esa idiosincrasia tan peculiar que bebe de todas partes y, a la vez, no podría ser de ningún otro lugar más que de la inquieta y palpitante Estambul.
Atenas (Grecia)
Hay destinos más bonitos en Grecia, es cierto, pero visitar su capital es completamente necesario para entender la historia de Europa. En Atenas nació el pensamiento occidental, nuestra forma de gobierno y una de las arquitecturas más representativas del globo, y hay quien dice que deberíamos peregrinar al Partenón como a la Meca acuden los musulmanes; al menos, una vez en la vida.
Viena (Austria)
Viena, capital por pompa y galones de la vieja Europa, conserva con altivez su ademán decimonónico. Decadente por inercia, se deleita recordando el glorioso pasado de avenidas que recorrieron imponentes desfiles militares y funerales de Estado. Ciudad Imperial, pasto de cortes ilustradas, uniformes abotonados y fachadas rococó. La de Sissi, la de Freud, la de Mozart y Strauss. La que te pone al bailar el vals con solo una mirada a su armónico patrón arquitectónico, la que parece decir constantemente: «Aquí me tenéis, admiradme«; tú no puedes por menos que asentir con vehemencia y asombro.
Budapest (Hungría)
El atardecer va transformando el Danubio de plata a oro mientras subes por el funicular camino al castillo de Buda. Hogar de reyes húngaros, escenario de cientos de conflictos bélicos y punto de encuentro de lo más selecto del mundo intelectual, artístico y aristocrático de la sociedad renacentista de Europa central, sus muros aún destilan el Romanticismo de épocas pasadas y no tan lejanas. En Budapest se encuentran Oriente y Occidente. Y se reinventa el pasado cada día en los ruin bars, hasta en los baños termales. Sería pecado perderse la fascinante transformación
Berlín (Alemania)
Berlín, pieza clave en la historia moderna europea, se construye y deconstruye prácticamente cada día. Aquí, entre sus paredes centenarias y sus muros novísimos, todo se recicla y encuentra nuevo uso, todo vibra, palpita, baila al ritmo de la ciudadanía. Berlín está viva, y hay que sentirla para entenderlo. Cuando vayas, piérdete en sus barrios, charla con sus gentes (tan, tan jóvenes) y déjate llevar por el arte, que inunda cada uno de sus rincones.
Copenhague (Dinamarca)
Esta lista no estaría completa sin una representación de los países escandinavos, ese edén de felicidad al otro lado del Mar del Norte. Y lo de felicidad va en serio: no hay ranking en el que no salgan ganadores. Tenemos tanto que aprender de nuestros vecinos del frío, que un paseo por una de sus ciudades resulta imprescindible para entender que un mundo mejor es posible. Elegimos la estilosa, innovadora y divertida Copenhague, donde nació el hygge, esa filosofía que encuentra la alegría en las pequeñas cosas. Donde circulan más bicicletas que coches, y la sostenibilidad es una realidad. Donde te darán ganas de tener hijos y, hasta de quedarte para siempre, cuando compruebes por ti mismo que es verdad esa ley que reza que ningún ciudadano puede vivir a más de 15 minutos a pie de una zona verde.
Praga (República Checa)
Praga es una de esas ciudades ante las que extasiarse, de las que te empapan los ojos de pura belleza. Sufrió las dos guerras mundiales, y alternó la dictadura de nazis y soviéticos, sin mediar apenas interludio, lo que le da un carácter único. Capital cultural a todos los efectos, no hay calle, iglesia o teatro donde no se ofrezca espectáculos de música, ópera o danza. Y a un precio apto para todos los públicos, claro rescoldo de su pasado comunista
Londres (Reino Unido)
Londres es una de las ciudades más atractivas (y adictivas) del mundo, el escenario de una postal perfecta y también de una noche loca. La amamos desde que éramos unos niños y la descubrimos de la mano de Mary Poppins, aunque ahora que somos mayores nos suene a rock y a habitaciones de dos metros que se llevan la mitad de tu sueldo. Sabemos que es mucho más que su centro, que es inabarcable y tiene tantos centros, como barrios, que cambia constantemente, pero que también mantiene una orgullosa rigidez en sus tradiciones. Al fin y al cabo, es la cuna de una de las monarquías más longevas del mundo contemporáneo… y de Kate, Moss y Amy Winehouse.
París (Francia)
La historia de la literatura está plagada de auténticos tratados sobre la ciudad disfrazados en novelas. Cada uno de sus rincones evoca, hasta en el viajero más despistado, miles de referencias literarias, poéticas y cinematográficas. París se ha granjeado a lo largo de la historia todo tipo de reputaciones y, posiblemente, merezca todas ellas: la más romántica del mundo, la más culta, la más refinada… pero por muy largo que sea el etcétera de apelativos y adjetivos que se le han asignado, siempre se le quedan cortos.
Roma (Italia)
Italia tiene tantas joyas que es difícil decantarse por una, pero ah, Roma. El alfa y el omega, la historia sobre piedra, el pasado común, el faro de Occidente. Y Rosellini, Fellini y Pasolini. Y Da Vinci, Rafael y Miguel Ángel. Y la pizza, ese otro patrimonio mundial. Y las turbas de turistas, pero también la trattoria perdida en una plaza coqueta, apenas alumbrada por pequeños faroles.
Madrid (España)
Madrid, capital en constante movimiento, castiza, cautivadora, despierta, nocturna y amiga del buen vivir, conquista a propios y ajenos. Testigo directo de los vaivenes de España (cuando no protagonista), no se duerme en los laureles y sigue reclamando para sí, cada día, su papel preponderante como timón de la cultura, el arte y las tendencias del país. No te cansarás de recorrerla.
Con Información de CONDÉ NAST TRAVELER
Marvelis Padrón