Los BRICS y su influencia para el establecimiento de un nuevo mapa geopolítico mundial
El momento de la expansión de los Brics, el severo discurso político de sus miembros, miembros potenciales y aliados, las repetidas visitas de altos diplomáticos rusos y chinos a África y otras regiones del Sur global, etc., indican que estos se han convertido en los nuevos países del Sur, plataforma de geopolítica, economía y diplomacia.
Hace 30 años la pluripolaridad distaba de ser una realidad en el mundo, bajo la hegemonía estadounidense desde el colapso de la Unión Soviética a principio de la década de 1990. Sin embargo, hasta la actualidad la humanidad ha dado importantes pasos hacia una geopolítica plural, teniendo como protagonistas a estados con economías emergentes que desafían al poder occidental.
Desde 2009, cuando se realizó la primera cumbre del grupo BRIC, entonces integrado por Brasil, Rusia, India y China, el mundo comenzó el tránsito hacia una forma de integración que apunta a un verdadero equilibrio político mundial.
Ahora como Brics, tras la incorporación de Sudáfrica en 2010, este grupo ha generado perspectivas tan reales que ya otras naciones con capacidad productiva y economías diversificadas han expresado el interés de unírsele, entre ellas Arabia Saudita, Argelia, Argentina, Emiratos Árabes Unidos y México.
De acuerdo con el periodista palestino-estadounidense Ramzy Baroud, en su artículo ¿Pueden los Brics triunfar sobre el FMI y el Banco Mundial?, “una de las mayores oportunidades y desafíos que enfrentan los BRICS ahora es su capacidad para expandir su base de miembros mientras mantienen su crecimiento actual”.
Baroud señala que informes financieros recientes revelan que el grupo de los Brics ya es el bloque de producto interno bruto (PIB) más grande del mundo, ya que actualmente contribuye con el 31,5 por ciento del PIB mundial, por delante del G7, que aporta el 30,7 por ciento.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) son conocidos por estipular su apoyo monetario a los países, especialmente en el Sur global, siempre con condiciones políticas justificadas bajo el pretexto de los derechos humanos y la democracia, aunque está completamente relacionado con la privatización y la apertura de mercados para inversores extranjeros, occidentales.
Entonces, bajo estas circunstancias, la lucha por instrumentos alternativos al FMI y el BM es política, entendiendo que el Sur global requiere de una agenda política desinteresada en cuanto a manipular y/o controlar indirectamente las economías locales.
Es el llamado a que los Brics derive en un esquema integrador que vaya más allá de lo exclusivamente económico, aunque en la base esté el principio de una alternativa económica frente a instituciones de corte hegemónico.
Recientemente, los Brics lanzaron su Nuevo Banco de Desarrollo con un capital inicial de 50.000 millones y que es presidido por la exmandataria brasileña, Dilma Rousseff, pero al mismo tiempo los presidentes de China, Xi Jinping, y de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, han dejado ver su interés común por tener un grado de influencia en torno a la solución del conflicto en Ucrania.
Argumentar que los Brics son un grupo puramente económico, según Baroud, “es ignorar gran parte de la historia. El momento de la expansión de los Brics, el severo discurso político de sus miembros, miembros potenciales y aliados, las repetidas visitas de altos diplomáticos rusos y chinos a África y otras regiones del Sur global, etc., indican que los Brics se han convertido en los nuevos países del Sur, plataforma de geopolítica, economía y diplomacia”.
Mientras, desde Occidente, cuyas economías pujan por mantenerse a flote, se sigue de cerca y con recelo los cambios que se están produciendo en el Sur global, de la mano de los Brics.
Los Brics podrían derivar en un esquema integrador que vaya más allá de lo puramente económico.
Opinion Por: Manuel F. Díaz| Foto: El Economista
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