
¿Qué es el «pegging»? Descubre todo sobre esta práctica sexual

Elegir la postura adecuada es fundamental para garantizar una experiencia cómoda y agradable durante el pegging. Las posiciones no solo influyen en el nivel de comodidad y control, sino también en la conexión y disfrute de ambos.
El mundo de la sexualidad está lleno de oportunidades para descubrir nuevas maneras de conectar, disfrutar y romper con la rutina en pareja. Una de las prácticas que ha despertado interés en los últimos años es el pegging, una forma de intercambio de roles donde la mujer usa un arnés con un dildo para penetrar por vía anal a su pareja masculina. Aunque para algunos puede sonar desconocido, es una experiencia que combina confianza, comunicación y placer compartido.
Según un estudio de 2020 de la cadena de juguetes sexuales Love Honey, el 1 % de las mujeres encuestadas ya lo habían probado con sus parejas y ese año las ventas de arneses con consoladores aumentaron un 200%. Pero, ¿qué hace a esta práctica tan especial? Lejos de mitos o tabúes, es una invitación a experimentar desde el respeto y la confianza mutua.
¿En qué consiste el pegging?
El término pegging fue acuñado por el columnista sexual Dan Savage, para referirse a la práctica en la que un hombre es penetrado vía anal con un consolador, arnés o dildo, generalmente por una pareja que no tiene pene o que prefiere no usarlo en este caso. Sin embargo, para la educadora sexual Lisa Finn, el concepto ha evolucionado para ser más inclusivo. «La característica que define el pegging es que hay un arnés y sexo anal, no el sexo asignado a la pareja que lo practica», explica.
Esta práctica está relacionada con la estimulación de la próstata o «punto P», una de las zonas erógenas masculinas más placenteras. Su adecuada estimulación puede desencadenar orgasmos intensos y profundos, debido a la abundancia de terminaciones nerviosas que rodean la próstata.
También permite un intercambio de roles que lleva la experiencia sexual a un nivel más empático. Se trata de trasladar el encuentro íntimo a la perspectiva de la otra persona, prestando mayor atención a sus sensaciones, deseos y límites. Este enfoque no solo enriquece la conexión física, sino también la emocional.
Según una recopilación de testimonios de 14 mujeres, muchas afirmaron que esta práctica las hacía sentir más «poderosas», «sexys» y «empoderadas» con sus parejas. Esta combinación de estimulación física y psicológica resulta satisfactoria para ambas partes.
Es importante destacar que esta actividad sigue enfrentando ciertos tabúes en la sociedad, derivados de prejuicios y estereotipos. Practicarla no tiene que ver con orientación sexual, sino con el deseo de experimentar y descubrir nuevas formas de placer. De hecho, otro testimonio señala que, aunque las normas sociales puedan disuadir a los hombres de sumergirse en el pegging, no hay nada más viril que uno que se atreva a estimular otra parte de su cuerpo.
Cómo practicarlo: una guía paso a paso
En el pegging, la oportunidad de llevar el control resulta muy excitante. Sin embargo, es fundamental practicarlo con cuidado, ya que, si se realiza de forma incorrecta, podría generar molestias, una infección o incluso una fisura anal. Por eso, la comunicación debe ser el pilar durante todo el proceso: desde la elección del juguete sexual hasta la profundidad y ritmo de la penetración. Aquí te mostramos cómo implementarlo de manera cómoda, segura y placentera.
1. Elijan juntos el juguete que van a usar
Una vez que tú y tu pareja han decidido explorar esta práctica, llega el momento de tomar una de las decisiones más importantes: elegir el juguete adecuado. Este paso es clave para garantizar comodidad en la experiencia.
Si es la primera vez, lo mejor es optar por un dildo pequeño, de no más de 12,5 centímetros de largo y con un grosor delgado. Esto permitirá una adaptación más cómoda y menos invasiva. Es importante acompañar esta elección con un arnés que sea fácil de ajustar y que ofrezca un buen soporte para asegurar el control de tus movimientos.
Otro aspecto importante es verificar que el juguete tenga una base amplia o reborde. Este detalle evita que el objeto se introduzca más de lo deseado. Recuerda que no todos están diseñados para el juego anal, por lo que es imprescindible confirmar esta característica consultando las especificaciones del producto.
A medida que adquieran experiencia, podrán experimentar con consoladores de mayor tamaño, diferentes texturas o incluso diseños específicos que pueden ayudar a estimular la próstata. También es recomendable adquirir juguetes sexuales elaborados con silicona médica, ya que son más higiénicos y fáciles de esterilizar.
2. Inicien con un buen foreplay
Como cualquier práctica sexual, el pegging se disfruta más cuando se toma el tiempo necesario para la preparación y el juego previo. La excitación previa es clave, ya que ir directo al acto puede resultar incómodo o incluso doloroso. Así como para muchas mujeres la penetración sin estimulación puede ser molesta, el ano, al no generar lubricación de manera natural, necesita de una introducción suave y progresiva para adaptarse cómodamente.
Además, el foreplay no solo crea un ambiente de confianza, sino que también permite explorar nuevas sensaciones juntos, mientras el cuerpo se adapta de forma natural a lo que está por venir. Es un momento para conectar, comunicarse y asegurarse de que la experiencia sea placentera desde el inicio.
Empieza estimulando la zona anal con movimientos suaves y graduales. Por ejemplo, tu pareja puede tumbarse boca arriba con las rodillas dobladas, mientras tú te posicionas entre sus piernas. Inicia con caricias lentas en los glúteos y alrededor del ano para que ambos se familiaricen con el contacto. Usa tus dedos para realizar pequeños masajes circulares, siempre acompañados de abundante lubricante a base de agua desde el principio.
Cuando el ambiente esté relajado, eleva la intensidad con el dedo medio o incluso la lengua, para explorar nuevas sensaciones. Si ambos se sienten cómodos, también pueden experimentar con el rimming (o beso negro). Como alternativa, puedes incorporar un pequeño plug anal, ideal para relajar los músculos y preparar el terreno antes de usar un juguete más grande.
No olviden comunicarse durante todo el proceso. Preguntas simples como «¿Te sientes bien?» o «¿Quieres que continúe?» no solo aseguran una experiencia consensuada, sino que también refuerzan la conexión emocional y crean un ambiente de confianza donde ambos pueden disfrutar en plenitud.
3. Introduce el dildo con lentitud
Cuando llega el momento de la penetración, la clave está en la comunicación y la paciencia. Esta etapa involucra la parte física y emocional, por lo tanto, asegurarse de que ambos estén cómodos y relajados hará toda la diferencia. Antes de comenzar, pruébate el arnés y adapta las correas para que se sienta estable y cómodo en tu cuerpo.
Un buen ajuste te dará mayor control y evitará movimientos incómodos durante la práctica. Si puedes optar por un strap-on con vibrador, ¡mejor aún! Estos modelos ofrecen estimulación adicional tanto para ti como para tu pareja, lo que puede hacer la experiencia aún más excitante.
Inicia colocando un preservativo en el dildo para facilitar la limpieza y añadir una buena cantidad de lubricante. Luego, coloca la punta del dildo en el ángulo correcto y empieza con movimientos muy lentos. Introducirlo en pequeñas etapas ayuda a que los músculos se relajen y evita cualquier incomodidad. Mientras lo haces, mantén el contacto visual con tu pareja y presta atención a sus reacciones. Si notas tensión o incomodidad, ajusta el ritmo o haz una pausa.
Si tu pareja está nerviosa, deja que tome el control al inicio. Coloca tu mano en el dildo para ofrecer soporte, mientras él marca el ritmo y se adapta a las sensaciones. Una vez que adquiera comodidad, puedes retomar el control y ajustar los movimientos para que todo fluya de manera más natural.
4. Comúnicate siempre con tu pareja
La comunicación es el eje central de cualquier experiencia sexual y en el pegging cobra aún más relevancia. Este es un momento de vulnerabilidad para ambos y hablar abiertamente no solo asegura la comodidad, sino que también fortalece el vínculo entre ustedes.
No tengas miedo de hacer preguntas: «¿Es demasiado rápido?» o «¿Te sientes bien con este ritmo?». Al no tener pene anatómicamente, no puedes percibir de manera directa las sensaciones físicas, por lo que tu pareja debe ser tu guía. Escuchar sus comentarios sobre lo que le resulta más cómodo o placentero te permitirá ajustar tus movimientos y asegurarte de que ambos estén disfrutando al máximo.
5. Dedica un buen espacio al aftercare
De acuerdo con Caitlin V. Neal, coach de intimidad y relaciones, el cuidado posterior es una parte esencial de cualquier práctica sexual, sobre todo en experiencias nuevas o que implican roles diferentes, como el pegging. Este momento no solo ayuda a relajar el cuerpo después de la actividad, sino que también refuerza la conexión emocional entre ambos.
Después del acto, dediquen un tiempo a cuidarse. Abrácense, acaríciense y hablen sobre lo que disfrutaron. Preguntas como: «¿Qué fue lo que más te gustó?» o «¿Cómo te sentiste durante el proceso?» son una forma sencilla de fortalecer su vínculo. Compartir lo increíble que fue sentir esa conexión especial, cómo se tomaron el tiempo necesario y se trataron con dulzura, puede ser tan íntimo como el acto en sí.
Este es también un momento ideal para intercambiar ideas sobre lo que podrían probar en el futuro o ajustar para que la próxima vez sea aún más placentera. El aftercare no solo es una forma de cerrar la experiencia, sino de mostrarle a tu pareja que su bienestar, tanto físico como emocional, es importante para ti.
Un masaje relajante, ducharse juntos o quedarse abrazados mientras hablan puede convertirse en una experiencia inolvidable que refuerce su intimidad. Recuerda que estos pequeños gestos son los que construyen una relación basada en confianza, respeto y complicidad.
Elegir la postura adecuada es fundamental para garantizar una experiencia cómoda y agradable durante el pegging. Las posiciones no solo influyen en el nivel de comodidad y control, sino también en la conexión y disfrute de ambos.
Mejor con Salud
Luis Molero Marquez