La diferencia entre comer a la una o a las tres: una de las opciones ayuda a adelgazar - Standard Digital News | Noticias de Maracaibo Venezuela y el Mundo

La diferencia entre comer a la una o a las tres: una de las opciones ayuda a adelgazar

El horario del almuerzo y cenas puede influir a la hora de ganar o perder peso, según las investigaciones de la experta en cronobiología de la alimentación Marta Garaulet

La diferencia entre comer a la una o a las tres: una de las opciones ayuda a adelgazar

El horario de almuerzo y cena puede influir a la hora de ganar o perder peso, según las investigaciones de Marta Garaulet, experta en cronobiología de la alimentación

Un mismo alimento puede tener un efecto metabólico distinto en el cuerpo en función de la hora a la que se consume. Esta es una de las claves de un estudio reciente en el que ha participado Marta Garaulet, doctora en Farmacia, catedrática de Fisiología y Nutrición de la Universidad de Murcia e investigadora en la Universidad de Harvard.

Así, las investigaciones que se llevaron a cabo en varios grupos de control revelaron que aquellas personas que comieron más temprano, en concreto a la una de la tarde, presentaron una mejor metabolización y oxidación de los carbohidratos, una subida menor de la glucosa en sangre, un mayor gasto energético en reposo y unos niveles de cortisol más saludables que los del grupo que comió más tarde, en concreto a las cuatro y media. «Ambos grupos consumieron la misma cantidad de garbanzos pero este alimento produjo una menor subida de azúcar en sangre en los que comieron a la una.

Esto quiere decir que el mismo alimento cambia su efecto metabólico en función de si se consumió a la una o a las cuatro y media de la tarde», precisa Garaulet.

Los resultados de estos estudios, que han ido desgranando los efectos de las horas de ingesta de los alimentos y que abrieron en 2013 el camino a la investigación en la crononutrición, se fueron conociendo a lo largo de 2020 en seis artículos publicados por las principales revistas científicas dedicadas a la nutrición como ‘International Journal of Obesity’ o ‘American Journal of Clinical Nutrition’.

El primer estudio, que fue publicado en la ‘International Journal of Obesity’ y que ha sido uno de los más citados en este sentido, demostraba que comer después de las tres de la tarde ralentizaba el proceso de pérdida de peso.

Pero además las investigaciones posteriores en las que ha participado Garaulet y de las que se hicieron eco en la ‘American Journal of Clinical Nutrition’ revelaron que no solo la hora tardía del almuerzo influía en la ralentización de la pérdida de peso, sino que todo el patrón horarios diario de comidas es determinante como causa de obesidad y de efectos negativos sobre la salud.

El mejor horario para el almuerzo y la cena

Adelantar la comida principal del día y la hora de la cena podría influir, por tanto, en la pérdida o ganancia de peso, según la experta en cronobiología de la alimentación. De hecho Garaulet asegura que, según los datos de los estudios en los que ha participado, las personas que comen y cenan tarde frecuentemente tienen más probabilidades de ser obesas, muestran unos valores de triglicéridos y colesterol en sangre más altos y tienen una mayor resistencia a la acción de la insulina, que es la que ayuda a metabolizar los azúcares.

La razón metabólica de por qué la hora de las ingestas influye tanto se ha encontrado en una enzima que ayuda al cuerpo a quemar grasa, y cuya máxima actividad es por la noche. Cuando cenamos tarde, la actividad de esta enzima disminuye a la tercera parte.

Se trata de la Lipasa Sensible a Hormonas (LSH), cuya actividad cambia a lo largo del día. Además el hecho de que cuando más rinda sea a medianoche hace que una cena tardía lleve a esta enzima a creer que no tiene que movilizar la grasa..

La hora apropiada para cenar, según estos estudios, es de dos horas y media antes de irse a dormir, ya que cenar más tarde de esa hora supone, además de una mayor propensión a la obesidad, un aumento de los valores de glucosa en sangre.

Por eso, como apunta Garaulet, la fórmula que se sigue en Italia, donde mantienen los hábitos de la dieta mediterránea pero además almuerzan y cenan más pronto (a la una y a las ocho de la noche) puede ser una buena práctica.

Lo mismo sucede con los niños

La investigadora de Harvard reveló además recientemente en una entrevista en ABC que los niños que cenan después de la nueve tienen el doble de posibilidades de presentar obesidad y, si no cambian ese hábito, podrían tener problemas cardiovasculares en la edad adulta.

Lo ideal es, según explica la investigadora, que también es autora del libro «Los relojes de tu vida» (Editorial Paidós) es que, también en el caso de los niños, la ingesta de la cena se lleve a cabo por lo menos dos horas y media antes de la hora de acostarse pues, tal como precisa, solo con esa sencilla práctica se podría mejorar el metabolismo y se lograría disminuir el riesgo de obesidad y de padecer alguna enfermedad cardiovascular

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Marvelis Padrón