Yūrei: Cuento de terror y fantasía por Andrea Ríos - Standard Digital News | Noticias de Maracaibo Venezuela y el Mundo

Yūrei: Cuento de terror y fantasía por Andrea Ríos

Se habían retirado los últimos invitados y familiares en la vieja funeraria. Don Nicolás, el guardia, se disponía a dar la última inspección al lugar, cuando algo llamó su atención. Una de las salas aún mantenía sus puertas abiertas, esto le pareció extraño, ya que, recién había cerrado todo en su interior. Nicolás, sabía que a esa sala no entraba más que el personal de funeraria, ahí estaba el cadáver de una anciana de nacionalidad japonesa que nadie visitaba. La difunta había sido brutalmente asesinada y la habían encontrado tirada en la sala de baño, dado el excelente trabajo de embalsamamiento de su cadáver, este pudo ser restaurado. Sólo esperaban la autorización de las autoridades locales del área de la salud, la que ya estaba por salir y esto sería lo último para que sus restos fueran enviados a Japón, su país natal.

El guardia se armó de coraje y cerró la puerta, en ese momento se escucharon fuertes golpes en el portón, alguien llamaba con desesperación a esas horas de la noche, así que, corrió hacia la salida.

__Perdone que venga tan tarde –comenzó a hablar con mucho nerviosismo como si conociera al guardia, mientras las lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas del hombre- ¡Ay don Nicolás, estoy en tremendo problema! -el sujeto tiritaba como si el frío y temor se apoderaran de su cuerpo- ¡Por favor, tiene que ayudarme estoy volviéndome loco!

__ ¿Qué no es Ricardo San Martín? –Dijo el guardia y, olvidando los protocolos, le hizo entrar a la funeraria- ¿Pero qué hace acá a estas horas de la noche? Un poco más y suelto los perros, jamás pensé que era usted.

__ Le pido disculpas por llegar en este estado, no sabía qué hacer, solo pensé en venir a verle. Llevo tiempo sin dormir, me atormenta en todo momento y no me deja en paz.

__ ¡Pero hombre! ¿De quién está hablando? no entiendo nada. Siéntese le traeré agua y algo para que se abrigue y me contará todo lo que pueda ser contado.  Mientras Nicolás le repetía estas palabras como consuelo, notó que el recién llegado tenía profundas ojeras y muchas canas en su cabello, su aspecto estaba descuidado y algo sucio. El guardia lo conocía como el administrador de eventos fúnebres, últimamente no se le había visto en el lugar. Nicolás, tenía frente a él a un hombre destruido y aterrado, no parecía el fanfarrón que todos conocían y nadie soportaba.

__ ¡Por favor, no me deje solo! No sé cuánto tiempo me quede, necesito me escuche. –el hombre tomo el brazo del guardia instándolo a sentarse junto a él.

Nicolás y Ricardo se sentaron en las bancas que estaban hacia el jardín y desde ahí se podía sentir el sonido de los árboles moviéndose. El asustado hombre comenzó a contarle su tragedia, la que había comenzado en este mismo lugar. Le confidenció que junto a un amigo ingresó a la funeraria a altas horas de la noche, habían tomado unas copas de más y quería mostrarle cómo era el rostro de un muerto. Luego de risas y de haberse sacado algunas selfie con la difunta, cerraron el ataúd y salieron del lugar jactándose. Cuando Ricardo llegó a su departamento, sintió que el ambiente estaba distinto y vio pasar una sombra por el living, pero debido a su estado etílico no le otorgó mayor importancia.

A la noche siguiente vio que el piso estaba mojado y había algunas manchas de sangre alrededor, esto alerto al empresario, llegando a pensar que el exceso de trabajo y algunas noches de insomnio le habían provocado demasiado cansancio y creyó que quizás se había herido sin darse cuenta. Pensó en llamar al plomero para reparar lo que estuviera provocando la fuga de agua. Antes de continuar el relato, Ricardo tomo un respiro, como si quisiera darse ánimo con lo que vendría a continuación. Nicolás notó el esfuerzo que hacía el hombre para que su voz no se quebrara, en verdad parecía un niño sufriendo, pues se notaba aterrado.

-El atribulado empresario le comentó que recibió varios mensajes de WhatsApp, enterándose que su amigo con el que había entrado a la funeraria estaba muerto. La noticia fue tremenda y lo devastó, ya que la familia de su difunto amigo le explicó como había muerto. Mientras el amigo de Ricardo, miraba las fotos de la difunta en la funeraria, la pantalla del celular se apagó curiosamente y luego se volvió a encender mostrando el rostro de la muerta. El hombre les contó a sus hermanos quienes no le creyeron y esa misma noche, lo encontraron con la cabeza azotada contra la taza del baño, el cual estaba anegado.

-La policía interrogó a las personas que se encontraban en el lugar, pensaron que se había suicidado, pero los peritos estimaron imposible que semejante daño en el rostro y cráneo fuera provocado por él mismo. Luego de esto, Ricardo no podía dormir, pues comprendió que se trataba del mismo ser que lo estaba atormentando en su departamento y entonces contra su escepticismo concibió la idea que se trataría de algún hecho sobrenatural vinculado al cadáver de la funeraria. Al concluir su relato, el rostro de Ricardo denotaba algo de paz, como si se hubiera sacado un gran peso de encima.

El guardia apartó la mirada de su convidado de piedra y se levantó mientras movía su cabeza en gesto de desaprobación, sintió que había vulnerado la seguridad y confianza que le brindaban todos y, peor aún, que le había faltado el respeto al cadáver de una muerta que no se encontraba en su país de origen. Si bien, el guardia no creía que el mundo de los no vivos dañara a las personas, consideraba que no se debía profanar o ultrajar a los muertos y en este caso se actuó con total desprecio al cadáver de la anciana japonesa. Lo que sin duda podría traer consecuencias de tipo espiritual. Ricardo había sobrepasado los límites y al parecer estaba siendo castigado por ello.

El empresario sacó de su mochila unos inciensos y una bolsita rectangular de aspecto colorido que colgaba de un hilo y la colocó en el piso al costado de los inciensos. Luego susurró «haré lo que sea, lo que sea, para ahuyentar a este demonio», el hombre parecía decidido a realizar un ritual. Antes de comenzar fue interrumpido firmemente por el guardia. __ ¡Ricardo, no puede hacer esto acá! Si alguien llega a enterarse tendré problemas. __Nicolás, no se preocupe, será muy breve y no le dejaré nada sucio o fuera de su lugar.

No tan convencido, Nicolás accedió tácitamente al requerimiento, pues sólo asintió con la cabeza y el ceño fruncido en señal de aprobación. De inmediato Ricardo comenzó con la lectura de un “sutra”, que bajó traducido de la web. Al guardia toda esta situación le parecía sórdida, a pesar de esto, no quiso interrumpir el ritual, ya que, si funcionaba podría liberarse de su molesto invitado.

El incienso fue impregnando el lugar y, mezclado con el aroma de las flores, hizo irrespirable su interior. Nicolás ya comenzaba a perder la paciencia y sólo esperaba que al terminar las letanías que fervorosamente declamaba Ricardo, todo acabaría. Pero en ese momento se escucharon gritos de dolor de una mujer, algo que sobresalto al guardia e hizo taparse los oídos, no sabían de donde provenían, los gritos se volvieron a repetir mucho más fuertes y los hombres cayeron de rodillas al piso.

-Los cristales de la funeraria se reventaron cayendo sobre ambos, los inciensos se apagaron. Nicolás se paró y se persignó, parecía aterrado y miró el rostro de Ricardo quien seguía en el piso con algunos vidrios sobre su chaqueta, la entereza del guardia se había acabado. Grito al empresario para que salieran del lugar, le dijo que jamás había visto algo así, debían pedir ayuda y en ese momento sintió que había agua en el piso, al mirar vio que estaba sucia y de ella emanaba un hedor espantoso.

__ ¡Ya es tarde para mí! ¡Váyase! ella no lo busca a usted. Nicolás miró el piso y vio que había sangre en él, pero no parecía ser de ninguno de ellos pues no estaban heridos. Encendió su celular y vio que el equipo no tenía señal, estaba aterrado, aun así, no pretendía dejar solo al desventurado Ricardo. Nicolás conocía el camino que los llevaría hacia la salida, aún sin luz podrían avanzar, los dos hombres estaban aterrados y Ricardo parecía perdido como si las fuerzas lo hubieran abandonado o como si realmente estuviera buscando su final.

-De pronto frente a ellos, un rostro despedazado y con sangre se fue haciendo visible, sus largos y negros cabellos se arrastraban rozando la fétida agua del piso. Aquella aparición, tenía el cuerpo cubierto con una túnica blanca y sus manos no se movían, sólo levitaba temiblemente. Ricardo cayó de rodillas al piso con las manos en acto de súplica y Nicolás lo tiraba fuertemente de la chaqueta conminándolo a levantarse. El agua comenzó a subir y los cabellos de la aparición se alargaron peligrosamente rodeándolos, Nicolás temblaba y en un acto reflejo seguía tirando del brazo del empresario, pero este estaba atrapado entre la negra cabellera de la entidad.

-Aquel demonio, torció su cabeza dejándola frente a la de Ricardo. La entidad abrió su boca, a tal punto que sus mejillas comenzaron a rasgarse hasta quedar expuesto todo el interior de sus fauces, la sangre brotaba del espectro. Nicolás fue arrojado al rincón del pasillo por una fuerza brutal, cuando el guardia logró ponerse de pie, la entidad maligna comenzó a vomitar agua sucia por su boca o por lo que quedaba de ella y fue ahí que repto por sobre el pecho del desdichado Ricardo. El cabello del demonio fue ingresando por la boca del hombre, mientras este abría los ojos desesperado, Nicolás comenzó a gritar y le lanzó su celular a la entidad, pero nada la detenía.

-En un acto de locura y desesperación, Nicolás volvió al lugar donde estaba el ataúd de la anciana y metió su mano a la fétida agua buscando el talismán que Ricardo había ocupado en la fallida ceremonia, arrastró su mano en el piso hiriéndosela con algunos vidrios, el agua llegaba hasta sus rodillas y temía que ya fuera tarde. Entre el vidrio y los inciensos encontró el talismán y arrojó este al interior del ataúd de la anciana, cuando cerro la tapa fúnebre, escuchó nuevamente aquel grito infernal y corrió a donde estaba la criatura y el empresario.

-Aquel fantasma se había retirado, dejando el cuerpo de Ricardo tendido en el piso, el hombre tenía arañazos en el rostro y gran cantidad de cabello negro introducido en su boca, su cuerpo se movía tratando de respirar, se notaba confuso y su piel estaba azulada. Nicolás corrió hacia él y tiró con fuerza aquellos sucios y demoniacos cabellos que parecían tener vida, cuando los arrojó fuera de la boca de Ricardo, este comenzó a toser con esputos espumosos con sangre, mientras las lágrimas salían de sus ojos.

El cadáver de la japonesa fue retirado de aquella funeraria y Nicolás no volvió a pisar aquel lugar.

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