El municipio San Francisco está repleto de negocios a toda hora
Si se cruza el puente sobre el Lago, no se llega a Maracaibo. Se llega a San Francisco desde la Costa Oriental del Lago (COL). Y el que aterrice en el Zulia a través del Aeropuerto Internacional de la Chinita, también será recibido por la segunda ciudad más poblada de la región zuliana.
Es caliente, igual que Maracaibo, pero su geografía es rica y fructífera. Por las tardes el viento llena las casas y se puede disfrutar de un ambiente agradable por la cercanía del Lago marabino a estas tierras.
A las 5 de la tarde, más tardar, antes con mayor afluencia, ahora con menor cantidad, las personas empiezan a visitar la zona de la Coromoto, el que ahora lleva por nombre Bulevar de la Coromoto y fue embellecido recientemente.
El sitio, y sus alrededores son aptos para el esparcimiento y se generan actividades como bailoterapias, juegos de fútbol, juego de patinetas en el Hugo el Duro, y un sinfín de negocios abren sus puertas para recibir a los ciudadanos que, sin importar las crisis, al parecer, este se convierte en un espacio ideal para disfrutar.
La vida nocturna de San Francisco
Cae el sol y los atardeceres allí se llenan de auroras. Y entonces, cuando no hay cuarentena, se encienden las discotecas y los restaurantes. La ciudad se impregna de olor, de comida, puestos de perros calientes, pizzerías, heladería, vendedores ambulantes, y el alumbrado que desde el principio compone una buena sinfonía para aclararles los espacios a los zulianos.
En la Plaza Bolívar también hay recreación
Por años, este sitio ha sido bastante concurrido e importante para quienes visitan la ciudad de San Francisco. Este espacio es aprovechado como complejo ferial en la época decembrina y para actividades recreacionales relacionadas con eventos cristianos.
Hasta la fecha, la Plaza Bolívar de San Francisco, siempre ha sido un punto de encuentro para los zulianos que se disponen a caminar por las calles para probar un buen cepillao en la plaza de los cepillados, o visitar la Basílica Menor de San Francisco, llamada cariñosamente como la Iglesia del Padre Vílchez por ser él quien en su momento logró su fundación, convirtiéndola en una casita azul que posteriormente sería una Iglesia representativa y la segunda más importante después de la Basílica de la Virgen de Chiquinquirá.
¿Y los columpios dónde están?
Ya no están. Pero era una costumbre zuliana el comerse un buen cepillao y llevar a los niños por las tardes a jugar en los columpios que quedaban cerca de la parada de los carritos por puesto de Betulio González, que en su ruta pasan aún por el sector Ma Vieja, Plaza del Sol, Ciudad del Sol, Paraíso del Sol, el Nino, y su tránsito termina en la salida, por Capital. Allí reciben pasajeros nuevamente y regresan hasta su retorno, que sería el punto de la Iglesia, con los populares fiscales que aún hacen reír y molestar a más de uno, pero sirven de forma abnegada a la sociedad.
Debajo del puente hay un sitio para visitar
Locales y no locales deciden hacer una parada para tomarse algunas fotografías con las letras metálicas que componen el nombre del municipio, bajando por el retorno del puente Rafael Urdaneta, frente al terminal de pasajeros Simón Bolívar.
Allí se puede observar un puente miniatura y a las familias zulianas disfrutar de las tardes ya cayendo la noche bajo la estela del firmamento lacustre.
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